Nos adentramos en el mundo mágico de la lectura y la escritura gracias a la presencia de un gran profesional como es el señor: Gerardo Espinosa Yáñez. Quien con su excelente conocimiento de la literatura y amor por la misma, nos mostró a largos rasgos lo que sería el contenido de su asignatura.
Al iniciar este modulo se tienen varias expectativas a cerca del tema con el cual el tutor daría comienzo a su clase, y valla sorpresa cuando al iniciar y luego de su presentación hace una pregunta aparentemente muy simple _ ¿les gusta leer? ¿Por qué? _ Si, por supuesto, fue la respuesta en general, por necesidad, por conocimiento, etc., pero por gusto, hubo muy pocas respuestas, fue entonces cuando nos dimos cuenta que la palabra gustar necesitaba un poco mas de detenimiento, esto nos llevo a hacer un recorrido por nuestro historial de lectura para aclarar si era cierto que se leía por gusto y si fuese así, encontrar el porqué y que había influido en nuestro gusto por la lectura; pensar que la palabra gustar tuviera tanto significado para la lectura genero tanto asombro para esta cofradía de maestros que quisimos ir un poco más allá y profundizar a cerca de este tema.
Es muy importante entender que el ser humano hace parte de un mundo de signos que debe decodificar como parte esencial de su vida desde muy temprana edad, pero la lectura es mucho más que una decodificación de signos, la lectura es un puente universal entre el conocimiento y el ser humano y este necesita de un estimulo o motivación para usar dicho puente, de allí entonces que muchos motores muevan al lector tales como la necesidad, el interés, el entorno social e incluso la obligatoriedad es uno de ellos, pero para muy pocos es el gusto, aunque cabe destacar que aquellos a los que les gusta leer tienen un punto en el transcurso de sus vidas que marco sus inicios en la lectura y fue así como profundizando un poco encontramos una frase de un autor anónimo que queremos resaltar: “el gusto por la lectura no se obliga ni se enseña, se contagia”, entonces al hablar de lectura debemos pensar en algo contagioso como la risa por ejemplo, nos reímos por placer, contagiándonos y contagiando a otras personas, entonces como la risa podemos decir que la lectura es un placer para experimentar y para seducir a los demás; de esta manera si queremos que a nuestros jóvenes y niños le guste la lectura debemos empezar por cambiar nuestro propio concepto de “enseñar a leer” como el pensamiento de obligatoriedad hacia la lectura y más bien pensar en la lectura como una sensación contagiosa que enamore a nuestros niños y seduzca a nuestros jóvenes.
Nuestro tutor también nos hablaba que al joven debíamos saberle llegar desde su discurso que es el espectáculo, y si nos fijamos bien esta frase tiene mucho sentido, puesto que es lo que utilizan los medios para llevar a niños y jóvenes al consumismo y que puede ser tanto bueno como perjudicial para ellos, entonces es válido también que desde nuestro punto de vista como docentes también lleguemos a ellos desde su propio discurso, contagiándoles el gusto por la lectura y teniendo en cuenta siempre que para contagiar a los demás debemos de estar contagiados nosotros mismos, para así lograr formar una gran epidemia de gusto por la lectura y así enriquecer cada vez mas nuestra sociedad.
“La experiencia no se improvisa”, dice un viejo refrán popular, y estas letras cobran hoy bastante relevancia, debemos resaltar a nuestro tutor que con ejemplos claros, sencillos y lo más importante con anécdotas personales logro contagiarnos ese amor por lectura y la escritura, que a lo mejor algunos nunca habían sentido y otros pocos lo habíamos olvidado.