Al  iniciar esta descripción de mis primeros contactos con la lectura escrita, no tenía claro de qué forma hacerlo, pero recordé a mi profesora de primaria cuando me hablo de la ortografía y la importancia de aplicar las normas ortográficas en todos nuestros escritos, ella nos enseño con dibujos los números pero la ortografía siempre  era con buena entonación.

Recuerdo el día que me dijo que la lectura ayudaría con la ortografía, y que veía en mi una niña con devoción por la lectura, en mi hogar no se ve eso muy seguido, pero cualquier libro que nos pidieran en el colegio a mis hermanos o a mí , papa siempre lo compraba, sin reponer si era costoso o no. Un día el me compro ALICIA EN EL PAIS DE LA MARAVILLAS, era pequeño, de color morado, tenia dibujada a ALICIA  recostada en un árbol, y como era una niña lo empecé a leer. Me imaginaba todo lo que le pasaba a la pobre de ALICIA, pero también la envidiaba, en esos momentos mi familia era muy numerosa y ser la hija número cinco no es la gran cosa, así que… Esconderme en el mundo de la lectura fue lo mejor.

Mi papá hacia paseos colectivos así que cuando nos llevaba a cine, íbamos todos, la primer película  fue BAMBI, y después ALICIA,- menos mal salió después, porque hubiera perdido la motivación para leérmela-.  Cuando vi todo lo que imagine, fue muy emocionante y le dije a mi papá que era lo que  iba a pasar en la película, y el recordó el libro que me compro, pero pensó que no lo había leído todo, así que decía- ¡SILENCIO, NO DEJAS ESCUCHAR A LOS DEMAS!-. Ese día aprendí que en el cine hay que hacer silencio. También pensé – si ellos lo hicieron yo también puedo ser cineasta o dirigir una película, tengo la misma imaginación.- después leí LA ISLA DEL TESORO, me imaginaba a ben corriendo, tratando de salvar su vida, luego enterándole ese cuchillo a ese pirata viejo y desagradable, también me imaginaba la posada y las comidas de su madre.

Después me leía todo tipo de historias, fabulas, leyendas y por supuesto cuentos. También recuerdo un libro de primero que se llamaba FANTASIAS DEL SABER y en la portada estaba caperucita roja y el lobo detrás de un árbol, la profesora nos pidió ese libro y en el hacíamos muchos trabajos, pero ahí encontré una lectura de cuentos muy diferente a las otras en forma de carta, porque la profesora nos estaba enseñando los medios de comunicación, en ella una princesa le enviaba la carta a un ogro, pidieron que fuera a verla, pero lo curioso es que ella nombra todos los otros cuentos y a sus personajes, explicándole muchas cosas, me pareció muy entretenida y diferente.

Cuando Salí de primaria había leído varios libros pequeños de aventuras, pero también leía cosas del periódico y los comics de Olafo, Garfield, en fin. Cuando entre al bachillerato no me era difícil leer los libros que nos pedían y menos analizarlos, por que como lo dije antes estudié con el programa de escuela nueva, pero en bachillerato ya nos ponían a hacer investigaciones, y aquí fue donde encontré libros de la evolución humana, el comportamiento de la sociedad, y las historias de los países, pero fue más emotiva la primaria que la secundaria en la lectura, pero sí recuerdo mucho al PRINCIPITO y su mundo único, imaginativo donde solo él podía hacer realidad sus cosas. Recuerdo LA REBELION DE LA RATAS y CONDORES NO SE ENTIERRAN TODOS LOS DIAS. También leía más seguido el periódico y ya llenaba crucigramas, sopas de letras. En el presente tengo más contacto con los libros y en mi carrera técnica leí libros muy enriquecedores como LA CULPA ES DE LA VACA, QUIEN SE LLEVO MI QUESO, y algunos de Carlos cuathemoc sobretodo para mi formación en el preescolar, mi profesor de metodología nos dio un libro PENSAMIENTO LATERAL me toco leerlo como 3 veces para sacarle provecho me pareció muy complicado. Estuve en tres ediciones de una revista como columnista, fue una experiencia muy agradable. Pero la gran mayoría de las veces leo cosas de mi agrado, me leí el caballo de Troya tomo I y tomo II, también es lleno de conspiraciones y aventuras. Creo que el gusto por la lectura lo adquirí en mi infancia, y he ido evolucionando en ello, por cada etapa han sido libros con mayor dificultad.

De algo estoy segura, es el de seguir leyendo aventuras, historias y libros que me ayuden en mi profesión  para estar actualizada, pero sobre todo para no perder el gusto por la lectura.

Martha lucia cortes Sánchez

Transcurrían los primeros años  de la década de los ochenta, siendo un niño de unos seis o siete años, para ese entonces vivía con mi familia en “la capital de la montaña”, era mi padre un ejecutivo de una empresa de seguros, con una visión del mundo que hasta hoy sigo admirando, tenía por costumbre la lectura del diario “El Colombiano”, del cual se encontraba suscrito. Poseía para entonces un ritual que recuerdo como si fuera ayer, todos los días reclamaba el ejemplar del periódico en la portería del edificio donde vivíamos, lo llevaba a la oficina y lo leía en el transcurso de la mañana, llegado el medio día colocaba el diario en la mesa que estaba en el centro de la sala, luego almorzaba y  compartía unos minutos con nosotros para luego  regresar de nuevo a su oficina, terminada la tarde, volvía a casa y se sentaba en la sala, donde iniciaba una charla cuyo tema principal eran las noticias del día, lo que nos obligaba  a  mis hermanos y a mí a leer el periódico,  fue mi padre quien me enseño a diferenciar entre una noticia y una opinión, entre un comentario y una crítica, entre un sistema económico y otro, entre un buen gobierno y un gobierno corrupto, me enseño también el  concepto del bien y del mal, el valor de la honestidad y de los amigos,  y me enseño que la  familia es un pedacito de  Dios  que él mismo envía a la tierra para que no estemos solos. Recuerdo a mi hermano Emilio, quien desde pequeño fue mi polo a tierra, quien  me asesoraba y corregía mis tareas y por qué no también me “jalaba las orejas” cuando desviaba mi camino, también él hizo y hace parte importante en mi vida y en mi crecer como persona,    Así se inicia mi contacto con la lectura, recuerdo que papá decía que “leer la prensa era la mejor forma de adquirir cultura general…” no se equivocaba.

Pasan los años y mis mejores momentos transcurren en compañía del periódico “El Colombiano”, compartiendo con mi familia las noticias, al tiempo que las analizábamos y criticábamos, siempre idealizando el país que queríamos. Esa lectura de la prensa se combina con mis textos de estudio, es allí donde encuentro poco a poco el amor por la ciencia, y mi mundo cambia, al punto de dedicar mi tiempo de lectura casi por completo a temas científicos, que aunque muchas veces no entendía, con el tiempo me familiarizaba con los términos y los comprendía, finaliza mi estudio de bachillerato y sin pensarlo dos veces ingreso a la Universidad de Antioquia, al pre grado de Biología, allí reevalúo los  conceptos de ciencia adquiridos con anterioridad y lleno mi mundo de otros cientos de ellos. Empiezo a compartir con personas expertas que me encarrilan más y más en el mundo científico, entendí entonces lo vulnerables que somos los seres vivos, lo  bello que es este planeta y lo desagradecidos que somos con él,  a la vez que veo lo grande y poderoso que es, ese Dios que lo creó.

Pasan los años y el tren del destino me trae a estas tierras con olor a guarapo e inundado de sonidos  de tambores, donde continúo con mi práctica profesional al tiempo que realizo mis estudios de agropecuaria en la Universidad del Quindío,  y tengo la oportunidad de conocer entonces el mundo por demás  mágico de la docencia, comprendo entonces lo satisfactorio que es transmitir algo de lo aprendido con alguien que algún día tal vez lo necesite , sigo leyendo prensa (ya no El Colombiano hoy leo El País), y discutiéndola con mi viejo  y mis hermanos y debo confesar que se volvió  “un vicio” que alimenta mi alma.    

Como dirían los escritores, es mucha el agua que ha pasado por el cauce del rio desde entonces, hoy soy un adulto y por cosas del destino mi preferencias han cambiado, ya no me ocupo tanto de la literatura científica, aunque tampoco la abandono, es y será mi mejor terapia,  hoy  valoro cada día y  dedico el tiempo a mis alumnos,  a aprender de ellos y a tratar de recompensar en algo lo que mis viejos y mis hermanos con amor y desinterés hicieron por mí, cuando era más vulnerable, doy gracias a Dios porque aún los tengo y por permitirme conocer a tantos seres humanos que de alguna forma  me ayudan a ser quien soy.

Gonzalo Velásquez Toro.

Agosto 2.010

         D.R.A.

 Estas fueron las palabras de mi abuelo cuando un día al llegar de su trabajo me sentó en sus piernas y saco un regalo que tenia para mi, estaba envuelto en un papel dorado que hacía mucho ruido mientras lo abría, descubrí entonces que se trataba de un libro de cuentos infantiles que me había comprado, ¿ un tesoro? Fue mi pregunta, pues no era la imagen que tenia de un tesoro, fue entonces cuando mi abuelo viendo mi cara de frustración muy tiernamente me hablo de los libros y dijo que ellos eran un gran tesoro, porque  en ellos  habían muchas letras y él me iba a enseñar a leer lo que allí decía, a pesar de mi corta edad me apasionaba el saber que allí decía, y fue así como cada tarde mi abuelo dedicaba un rato me sentaba en sus piernas y leíamos juntos yo leía las imágenes y él  lo que estaba escrito, era tan maravilloso ver leer a mi abuelo que sentía muchos deseos de leer yo también de tal manera que me interese mucho por aprender.

Cuando al fin logre leer, recuerdo que seguía leyendo con mi abuelo, el leía un renglón y yo leía el otro y así nos dedicábamos cada tarde un rato a leer cuentos, era una experiencia muy agradable, “la princesa y el sapo” fue el primer libro que leí todo sin ayuda.

Puedo decir que esta experiencia en mi inicio de la lectura fue muy positiva ya que llegue a querer mis cuentos tal y como mi abuelo lo resaltaba como un tesoro, además que mi tesoro se hacía cada vez mas y mas grande, ya que cada oportunidad en mi casa me regalaban cuentos y debo decir que la lectura se convirtió en un habito para utilizar el tiempo libre de una manera provechosa.

A medida que iba creciendo mis maestras de la escuela seguían utilizando cuentos para la enseñanza y muchas de estas ocasiones ya los conocía, pero mi profesora de segundo de primaria cierto día nos leyó un cuento que hablaba sobre la imaginación, recuerdo que nunca lo había escuchado, entonces ese día llegue entusiasmada a casa y como no podía leerles el cuento a mi familia porque era de la profesora, les narre el cuento tal y como ella lo había leído, desde allí cada vez que teníamos la oportunidad leíamos y luego les trataba de narrar lo que había leído al resto de la familia.

Durante la primaria ya tenía libros de ciencias naturales y sociales con sus temas que utilizaba la profesora para planear la clase, sin embargo yo me adelantaba y seguía leyendo en casa todos estos temas que eran tan nuevos y diferentes,  y que me entusiasmaba seguir leyendo, para ese entonces mi gusto por la lectura ya era más individual y no dependía si mi abuelo me acompañaba o no, ya para ese momento la curiosidad de aprender mas y conocer nuevas cosas era la motivación que me llevaba a seguir leyendo.

Para ese entonces colocaron parabólica en el pueblo donde vivía y puedo decir que esta novedad del televisor a color y con tv cable hizo que ese encanto que tenia por los libros pasara a un segundo plano, la verdad ya casi no leía por gusto, lo hacía cuando me decían que debía hacerlo y con la amenaza patente de no ver televisión si no lo hacía y así paso un largo tiempo entre la novedad del televisor y el nintendo donde los libros fueron perdiendo protagonismo para mí.

Fue entonces cuando ya entrando en la adolescencia mi mama me regalo unos libros de Carlos chuatenmuc el primero que leí fue “juventud en éxtasis” ese libro me intereso tanto que al momento de llegar del colegio quería leerlo  sin parar para conocer el desenlace de la historia, además que para mi edad eran justos por que hablaban sobre una problemática juvenil  con sus temores y riesgos, y fue una muy bonita forma de conocerlos, empecé entonces a leer  uno y otro, y otro, del mismo autor porque me llamo muchísimo la atención, y continúe por la misma línea hasta que en el colegio la profesora de literatura empezó a sugerirnos nuevas lecturas como “Juan salvador gaviota”, “la maría”, “la rebelión de las ratas”, y otras obras literarias muy buenas, además cada semana realizábamos un centro literario con cada obra; destaco que para mí nunca fue un sacrificio ni una obligación leerlos, me gustaba hacerlo y participar de dichos centros.

Durante el colegio alcance a leer varias obras pero hubo una que fue mi gran desafío y de verdad que esta obra abrió más mis alas al mundo de la lectura y esto sucedió con mi profesora de filosofía, ella nos sugirió un libro llamado “el mundo de Sofía”, cuando lo vi por primera vez me impresiono el tamaño de la obra, para mí era gigante, ya que nunca había leído una obra tan extensa anteriormente, pero ello no fue un obstáculo y empecé a leerla, es tan hermosa esta obra y era tan agradable el ambiente que nos genero la profesora con música tenue y en el  entorno del bosque de colegio que este escenario fue clave para que termináramos el libro sin darnos cuenta, de esta experiencia me quedaron marcadas dos cosas, una es que aun necesito música al momento de leer y la otra es que no me fijo en el tamaño de una obra para comprarla sino en su contenido.

También fue allí  durante mi adolescencia que empecé a escribir por gusto, esto a causa de la necesidad de expresar mis sentimientos, los primeros textos que escribir fueron cartas de amor, era tan cuidadosa para redactarlas y tenía tanta motivación que eran una verdadera obra, que pena que de ellas en este momento  ya no tenga evidencia, bueno, y en los ensayos, resúmenes, observaciones, etc., que debía hacer para cumplir con mis deberes escolares no me quedaban nada mal, gracias a que la lectura contribuyo mucho con mi escritura, porque cada vez mas enriquecía mi vocabulario y la maneras de expresar mis ideas.

En mi juventud y hasta el día de hoy he leído gran cantidad de obras, documentos, libros de medicina y pedagogía,  revistas, crónicas, en fin diversidad de textos que han enriquecido y  fortalecido mi lenguaje; es ahora donde me veo con la cara de frustración el día que recibí mi primer tesoro, ¿un tesoro? _Pregunte_ en ese entonces era el libro de cuentos, ahora es la fortuna de haber contagiado en mi el amor por la lectura y la responsabilidad de dejar ese tesoro a mi hija como una gran herencia, y por qué no, ahora en mi labor docente contagiar también a mis estudiantes para que mañana puedan decir en mayúsculas “ME GUSTA LEER Y ESCRIBIR”.